Matrimonio entre personas del mismo sexo, una vuelta de tuerca.




Mucho se habló sobre matrimonio en estos últimos meses. La historia del matrimonio, la etimología de la palabra matrimonio, quiénes pueden formar un matrimonio… Muchas voces se escucharon, muchas otras se hicieron oír. Finalmente, la ley se aprobó, y cada cual a la casa, algunxs con muchísima alegría y regocijo, otrxs con un miedo profundo y un odio tremendo.
La conquista de este derecho fue una lucha que llevamos a cabo todxs los que marchamos, todxs los que discutimos alrededor de una mesa, todxs los que sonreímos cuando en la madrugada del 15 de julio la ley fue aprobada.


Es un hecho. Ahora personas del mismo sexo pueden casarse, adoptar, compartir obra social, heredar, y otra serie de privilegios dispuestos por la ley.

No puedo negar, y no lo voy a hacer, que aparte de este reconocimiento de derechos, en la sociedad se pudo debatir sobre una realidad invisivilizada hasta el momento. Gay y lesbianas se filtraron en cada una de las conversaciones durante más de un mes; los partidos políticos abrieron áreas específicas de “diversidad afectivo-sexual”; se hicieron actividades en todas partes del país; se habló mucho, y pudimos ver, una vez más, cómo los sectores más conservadores de la sociedad ponían en evidencia su falta de argumentos, recurriendo constantemente al orden divino, “lo naturalmente dado”; soportamos insultos, violencia verbal y simbólica, condenaciones, y mucho más. Estos sectores mostraron estar en crisis y no contar hoy en día con la estructura con la cual contaban años atrás.

Pasada la euforia, llega el momento de la reflexión crítica y de los replanteos de hacia dónde vamos y qué es lo que queremos. La modificación de esta ley nos convierte en ciudadanxs como cualquier otrx, podemos elegir si queremos casarnos o no, el estado ahora nos reconoce y nos brinda derechos, pero ¿era eso lo que queríamos? Cómo activistas y militantes ¿es eso lo que queremos?

Contrariamente a lo que leí por ahí, el matrimonio no es una cuestión de amor. Amé y voy a seguir amando por dentro y por fuera de las instituciones. Que nos reconozcan el derecho a casarnos, no legitima el amor que yo pueda sentir por una persona, sea de mi mismo sexo o del sexo opuesto, sea una o sean varias.

Caemos una y otra vez en los binarismo, hombre/mujer, heterosexual/homosexual, pasivo/activo, a favor /en contra, personas del mismo sexo/ personas del sexo opuesto. Yo me pregunto en qué momento llegó a ser el matrimonio la principal necesidad del movimiento lgtb.
El matrimonio es un contrato que reconoce ciertos privilegios sociales y económicos a ciertas personas. Parecería ser que, al reconocernos este derecho, dejaríamos de cargar con el estigma de la promiscuidad, ya que al permitirnos casarnos, se supone que reproduciremos la pareja monogámica hegemónica. El matrimonio es una institución normalizadora y normativa, donde se regula y se privatiza la sexualidad, excluyendo y marginalizando a otrxs, excluyendo las posibilidades de libertad sexual que siempre fueron objetivos de los movimientos de liberación.


Una vez más quieren disciplinar nuestros cuerpos, someterlos a leyes y a contratos. La tendencia a tratar las identidades sexuales y de género como elementos fijos, refuerza las divisiones binarias, que regulan los deseos, las prácticas sexuales y las relaciones sociales en general.
Este es un punto de partida ¿cuál es el punto de llegada? ¿Qué estamos dispuestxs a ceder en ese camino? ¿No existen caminos alternativos?

Sabemos que el hecho de que los matrimonios homosexual y heterosexual tengan ahora el mismo estatus legal, no elimina la discriminación contra las personas lgtbi, ni tampoco las diferencias que existen entre gay, lesbianas, travestis, trans y bisexuales. Continuarán las diferencias entre gays de primera y de segunda, la invisibilización de las lesbianas, el relegamiento de las personas transexuales y la inexistencia de bisexuales e intersex a los ojos del movimiento lgtb. Mientras no transformemos las relaciones de poder desde sus bases, no modificaremos realmente las relaciones sociales, económicas, políticas, sexuales y culturales.
Como activista me propongo revisar todas mis relaciones sociales, cuestionar mi forma de relacionarme con el mundo y como el mundo se relaciona conmigo. Reproducir instituciones heterosexuales, patriarcales y capitalistas no debe ser un fin, sino, tal vez, un medio, para lograr que estas instituciones caduquen, dejen de ser necesarias, destruirlas desde su interior, como el caballo de Troya. Decir que estoy a favor del matrimonio sería una contradicción, decir que estoy en contra, sería políticamente incorrecto. Tampoco siento la necesidad de pronunciarme de un lado o del otro, porque no creo en los pares simples y binarios, pero sí creo necesario llamar a la reflexión, a la crítica y al debate.



Milagrx


Es ley, nos podemos casar. Gracias a un recorrido histórico de lucha y reconocimiento. Gracias a una progresiva apertura mental de- parte de- la sociedad. Y gracias a disputas y luchas de poderes, entre otras cosas. Sería muy iluso decir que todo transcurrió como debía, sería iluso suponer que la ley trae adherida un cambio de mentalidad en la gente. Sería poco optimista decir que no vamos por buen camino.

Vamos por partes.

Estamos contentxs, sí. Conseguimos un reconocimiento que va mucho más allá de la ley en concreto y conseguimos una ley que exige cambios en la sociedad para funcionar. Lo que, valga la aclaración, es muy bueno. Más allá de la norma concreta, se nos reconoce legalmente como iguales, con los mismos derechos, deberes y capacidades que cualquier ciudadano argentino. Mucho más allá de la norma, están los ciudadanos argentinos. Los que lucharon a favor y en contra. Los que no entienden por qué tanto escándalo, los que lucharon al lado de sus amigos o familiares homosexuales y los que les parece “una abominación”, “antinatural” o similar a querer casarse con una lechuga. Para que podamos realmente disfrutar de esta ley, se exigen cambios en la sociedad, y eso es bueno.

El cambio que tiene que atravesar la sociedad argentina es algo bastante parecido al proceso de “salir del clóset” por el que pasamos los homosexuales. Es afrontar las cosas como son, o mejor dicho, como queremos que sean. Es salir de un supuesto “orden natural” y replantearse cómo realmente queremos vivir, de qué somos capaces y por qué luchamos.

La sociedad nos brinda un abanico de roles sociales, donde cada uno debe mantenerse dentro de ciertos parámetros de “lo correcto” y evitar caer en ese misterioso agujero negro de “lo fuera de lugar”. Unos trajes que no están hechos a medida y que siempre incomodan por algún lado. Una relación homosexual, en Tucumán, no tiene traje, ni ningún manual de costura, tiene un ropero donde esconderse. Si uno tiene ganas de salir, sale desnudo e improvisa, siente y piensa.

Para ilustrar esto voy a escribir una, de las miles, de preguntas que me hice cuando empecé a salir con una mujer. Una situación cotidiana, abrir una puerta cuando entramos a un bar… ¿quién pasa primero? ¿¿¿La dama??? Esto puede sonar estúpido o irrelevante, pero creo que, a muy pequeña escala, ilustran ciertos debates internos, necesarios para despojarnos de esos prejuicios, de esos trajes, closets, anteojos o mochilas que no se ajustan ni a nosotros ni a nuestra realidad.

Yo, mujer lesbiana, puede actuar “caballerosamente” si lo deseo o puedo dejarme mimar si así lo siento. Puedo ser mamá, papá, estudiante, empleada, jefa, presidenta, solterona o ama de casa. Lo aprendí cuando “salí del clóset”, cuando observe el mundo que había afuera, no el mundo patriarcal y heteronormativo, ese que te encierra, y se encierra, en un clóset. Un mundo un poco más libre de prejuicios, donde la gente se anima a tratar cosas nuevas. Donde la gente se besa en la calle y donde lo que queremos es poder expresar el amor en libertad.

No me mal interpreten, no estoy diciendo que ser homosexual traiga aparejado ser una persona con menos prejuicios o con mayores capacidades de dar amor. Pero la situación, la negación de algo tan fuerte como el derecho a expresar el amor que uno siente por otro, simplemente porque alguien dice que “está mal”, lleva, casi obligadamente, a que uno se replantee muchas cosas. Y ahora que salió a la luz, es un debate que obliga a que todos nos replanteemos muchas cosas. Que entendamos que nuestras vidas no tienen por qué mantenerse estáticas y que para ser felices nos tenemos que aprender a parar y luchar por lo que amamos.


Otro punto, no creo que el debate que surgió alrededor del matrimonio homosexual haya estado despojado de clósets. Vi mucha crueldad e ignorancia, vi estrategias y mentiras. Vi peleas camufladas. El proceso se desvirtuó, el día antes de la votación en el senado, no se hablaba de la ley, se hablaba de la pelea de los Kirchner contra la iglesia ¿Y nuestra lucha? Nuestra lucha estaba en las calles, estaba en los debates diarios, en los conflictos y charlas con colegas, familia y vecinos. En el respeto inesperado que te abraza y contiene y en la amarga desilusión de alguien que te da la espalda.

Durante el debate, hasta que salio la ley y todavía ahora, hay muchas cosas que siguen escondidas en algún clóset, prejuicios, ambiciones, miedos y dobles intenciones. Pero yo no. Nosotrxs no, ustedes no. Muchos de nosotrxs salimos del clóset, y no solo para casarnos. Para ser lo que somos, homo o hetero, casados o solteros, porque lo queremos, deseamos y merecemos.

Puedo ser libre, tengo que ser libre. La historia de nuestro país dio vuelta una página y no hay nada escrito, somos los dueños de nuestro futuro. Dimos el primer paso hacia una sociedad más tolerante. Pero es importante dejar en claro que es un primer paso y que quedan muchos más por dar. Es un reconocimiento, es igualdad ante la ley. Mucho más allá de la opinión que cada uno tenga de la institución matrimonio y de las ganas de casarse. Es un reconocimiento. Hola, acá estamos, existimos y nos amamos como ustedes. Miren, escuchen y aprendan junto a nosotros. Es un nuevo mundo el que estamos creando y todos formamos parte de él. Todos podemos y todos debemos reconstruir nuestra vida como lo deseamos. Afuera del clóset.

Gatta, Cruzada


Por Les Madres

Compañerxs, amigxs, familia:

Los logros de estos días fueron decisivos. Hoy celebramos una gran victoria en el marco de una larga lucha por la visibilidad, el reconocimiento y la reivindicación de los derechos de nuestro movimiento. No hubiera sido posible sin el trabajo de todxs. No hubiera sido posible sin la presencia, la organización y la labor sostenida de las organizaciones y el activismo lgtb. O sin aquellxs que estuvieron antes. Hoy Néstor festeja cabriolas con Safina, Nadia y Carlos. Festejan hasta el cansancio. Brindan, se besan. Ríen a carcajadas.

Hoy celebramos la lucha por la igualdad. Sobre todo celebramos un ejercicio democrático. El país entero festeja la obtención de nuestros primeros derechos civiles en la legislación nacional, de los que fuimos excluidxs siempre, como una ampliación de la ciudadanía que nos involucra y nos alcanza a todxs. Hoy se fortaleció la democracia avanzando sobre la afirmación de preceptos libertarios.

Hemos desafiado lo imposible. Tomamos el cielo por asalto. El país avanzó sobre un consenso democrático oponiéndose contra expresiones de fascismos que reivindicaron toda clase de autoritarismos con los mismos argumentos y se asentaron sobre toda clase de genocidios a lo largo de la historia. Se lo hizo con reivindicaciones largamente postergadas y postergables por no considerarlas de mínima "urgentes" y de máxima "importantes".

Y vamos por más. Será el turno de las leyes de filiación, adopción, de la identidad de género para las personas trans y de garantizar plenamente los derechos de todas las familias gltb. Hoy somos felices. Hemos triunfado sobre los autoritarismos y volvemos a sentir, como dijera Walsh, el placer moral de ejercer un acto de libertad. Esta vez con una victoria entre las manos.

Para todxs la primavera ... para todxs todo.

Abrazos, orgullo y alegría activista,

Lesmadres.
Florencia Gemetro, Gabriela Bacin, Julieta Bonazza, Luciana Da Silva, María Luisa Peralta, Natalia Rodríguez, Paula Lewellyn, Romina Pereyra y Silvia Quintero.


lesmadres
la madre y la madre que lx parió
www.lesmadres.com.ar

este viernes 9 de julio Cruzadas te invita


TALLER DE VIOLENCIA HACIA LESBIANAS Y BISEXUALES!!!
a cargo de Desalambrando Bs. As. (www.desalambrandobsas.org.ar)

de 10.30 a 17hs | almuerzo a la canasta! | en DLC (Av. SÁENZ PEÑA 149)

Después de todo lo transcurrido quería compartir esto que escribí para mi familia. Creo que sin mucha ayuda de mi novia y Cruzadas no podría haberla escrito ni enviado. Pido perdón por la redacción, escribir no es lo mio. Muchas gracias!




Familia:

Como esta parece ser la única forma en la que les gustó escucharme siempre voy a decirles unas cuantas cosas por este medio.

Dado el marco histórico en el que nos estamos moviendo y a que cumplí la mayoría de edad hace poco creo que podemos hablar francamente de cosas que andan por el aire y por ahí se ocultan en silencios incómodos.

Soy lesbiana, y aunque se que esta parte les puede doler, yo lo digo con toda la tranquilidad del mundo. Me acuerdo de un momento en el que vos mamá estabas super aterrada por sólo imaginar tener un hijo gay y nos preguntabas todo el tiempo si nos gustaban las nenas o los nenes, yo nunca te contesté con la verdad.

No quiero que relacionen esto con ningún tipo de suceso que haya pasado cuando era chica, estoy segura que nada tiene que ver.

Seguramente esto ya lo suponían o por lo menos lo sospechaban aunque se lo hayan negado mil veces. Les cuento que yo estoy feliz y muy conforme por haberme aceptado a mi misma, fueron muchos años en los que me discutí y me sentí pecadora, digna del infierno, que esto era una prueba de fe, que no era normal, que no podía ser, desde que tengo 10 años que me lo discuto y por fin hace pocos años lo entendí. Es un proceso muy complicado de realizar en el modelo de familia que lleva esta sociedad tan discriminatoria, quise con todo mi corazón y mis fuerzas llenar sus expectativas para que estén orgullosas y orgulloso de mi, pero lamentablemente no entro en este tipo de parámetros, no lleno esas expectativas y me siento bien no haciéndolo. Este proceso fue largo y muy doloroso y creo que de alguna manera sigue siéndolo. Cada vez que nos sentamos a comer los domingos, cada vez que charlamos de determinados temas, cada vez que se emite una opinión de alguien me siento invisibilizada por todos. Es duro tener que decir que una persona que es demasiado importante para vos es “tu amiga” para mantener una supuesta paz en medio de una mentira que todos conocemos. Es duro que cuando le confiás algo a tu mamá (que titubeaste por meses antes de decirlo) te conteste con “no vas a ser feliz”. Todo eso es duro, pero sin embargo sigo sin saber sus opiniones al respecto, de alguna manera les estoy pidiendo que me las hagan saber.

Ahora bien, con que les haya dicho que soy lesbiana pueden saltar a sus cabezas miles de dudas o preguntas que seguramente no me van a hacer, asi que si les interesa puedo facilitarles documentales, revistas y miles de cosas para que se informen.

Pero todo esto no termina acá, el hecho de que yo escriba una carta así viene de un proceso muy largo en el que me ayudó mucha gente. Siempre voy a agradecer la crianza que me dieron, porque cuando no me gusta algo en vez de criticar trabajo para cambiarlo, así soy una de las primeras personas que formaron una agrupación que se llama Cruzadas donde muchas chicas nos juntamos a ver como podíamos hacer para decirles a nuestros padres y empezar a dar una vuelta de rosca a lo que significa ser gay o lesbiana en Tucumán y defender, visibilizarnos y reivindicarnos. Estas chicas se convirtieron en muy buenas amigas que día a día me ayudan a poder sentirme mejor en medio de una sociedad que parece empeñarse en no hacerlo. Se que tienen miedo a que me pase algo defendiendo una causa así, pero en vez de quedarse con el miedo los invito a que me acompañen a hacer un lugar mas feliz para mi y para la gente como yo.

Ya que estoy les cuento que se perdieron parte importante de mi vida, por mi culpa en realidad, por no decirlo antes, por no animarme y esas cosas. Me enamoré de una forma que realmente no conocía y que pensaba que no existía, estoy de novia hace casi ya un año y soy muy feliz, si quieren conocerla, mejor, sólo me tienen que decir, pero sepan entender que no quiero que piensen o digan que es mi amiga porque no lo es.

Tengo planes de vida que son los que ya conocen, viajar, conocer, mirar, y hace dos años nunca hubiese considerado como parte de mis planes tener una familia, ahora si. Y puede sonar raro, antinatural o como lo quieran llamar, pero antes de enojarse les pido que lean y se informen.

Sepan que los amo y yo se que todo lo que hacen es para protegerme o cuidarme, pero el silencio y la invisibilización no me hace bien ni a mi, ni a ustedes. Si no están de acuerdo y me quieren correr de la casa o algo así, díganlo, y si están de acuerdo aunque no lo entiendan y su amor sigue igual, es un proceso que todos tenemos que caminar (si es que queremos por supuesto). Estoy segura que la intolerancia o la homofobia solo se debe a falta de información, al igual que cualquier miedo que puedan llegar a tener. Es obvio que se tiene miedo a lo que no se conoce. Yo quiero que sean parte activa de mi vida, por que en realidad son muy muy importantes para mi.

Otro punto que no traté es la vergüenza, entiendo que puedan llegar a tener vergüenza de mi, o de que alguien se entere y hasta puedan llegar a negar mi relación para no tener que dar explicaciones, lo entiendo, y los sigo queriendo igual, pero tienen que saber que estoy en total desacuerdo con eso y que cada vez que lo hacen además de dolerme, están invisibilizandome, que es peor.

Para terminar, escribí esta carta porque me parece una parte importante de mi identidad, pero es solo una parte, la Sol que conocen y conocieron sigue igual y los ama de la misma forma.

Espero sepan entender.

Sol, Cruzada.


CRUZADAS* invita a participar del taller de violencia hacia lesbianas y bisexuales que estará a cargo de Desalambrando BS.AS. (www.desalambrandobsas.org.ar).


Deslambrando Bs.As. es el primer programa en Argentina dedicado a la prevención, asistencia e investigación sobre violencia, cuando esta tiene lugar en las relaciones entre lesbianas / bisexuales. A través del tiempo, ha extendido su campo de acción, trabajando también en la concientización y sensibilización acerca de la violencia cultural, social e institucional hacia las lesbianas / bisexuales y hacia todas las personas que a causa de su expresión, identidad de género o de su orientación sexual sufren discriminación, violencia o segregación.


Las actividades de este taller fueron pensadas para activistas en cuestiones de género y diversidad afectivo sexual. Desde Cruzadas, nos parece importante contar con su participación para comprender un poco más parte de la compleja realidad que vivimos, seas o no integrante de alguna organización específica.


El taller será este VIERNES 9 DE JULIO en PANGEA (Laprida 289 - San Miguel de Tucumán) de 10.30 a 17hs. El almuerzo lo hacemos entre todxs, a la canasta.

Por favor, confirmanos tu asistencia a cruzatedevereda@gmail.com

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